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LUIS MIGUEL NO CANTA, ÉL DESLUMBRA

Foto del escritor: Mariana NuñezMariana Nuñez

Luis Miguel en Querétaro: un despliegue vocal y visual que raya en la perfección


El pasado 7 de diciembre, el Estadio Corregidora fue testigo de una noche que quedará grabada en la memoria de los queretanos. Luis Miguel, el "Sol de México", hizo gala de su majestuosa voz y su imponente presencia en un concierto que, desde su anuncio, prometía ser inolvidable. Y vaya que cumplió.



Musicalmente, el show fue impecable. Luis Miguel no canta, Luis Miguel deslumbra. Su potencia vocal es absurda, cada nota interpretada con la precisión y el sentimiento que lo han colocado como uno de los más grandes intérpretes de habla hispana. Es impresionante cómo, tras décadas de carrera, sigue dejando a su audiencia en completo asombro. Canción tras canción, nos recordó por qué es una leyenda viviente.



El espectáculo visual no se quedó atrás. La iluminación fue espectacular, con un diseño perfectamente sincronizado que realzaba cada tema. La producción se sintió cuidada hasta el más mínimo detalle, un verdadero regalo para los sentidos. Desde la cálida luz dorada en los boleros hasta los destellos vibrantes de sus temas más movidos, el escenario parecía cobrar vida junto a su voz.



La organización también fue digna de aplaudir. El ingreso al estadio fluyó de manera eficiente, y todo estuvo bien coordinado para que el público disfrutara al máximo de la experiencia sin contratiempos.



Sin embargo, hubo un detalle que no pasó desapercibido y que tal vez dejó a algunos con ganas de más: Luis Miguel no interactuó con su público. Desde que pisó el escenario hasta su despedida, su enfoque fue cantar y cantar (lo cual hizo magistralmente, por supuesto), pero no hubo palabras o momentos de cercanía más allá de su música. Aunque esto podría interpretarse como parte de su estilo reservado, muchos hubieran apreciado un guiño más personal hacia los miles de fans que llenaron el estadio.



A pesar de ello, la experiencia fue, en una palabra, abrumadora. Verlo sobre el escenario es un recordatorio de por qué sigue llenando estadios y logrando sold outs a donde quiera que va. Luis Miguel es una fuerza imparable, un artista en toda la extensión de la palabra, y su paso por Querétaro no fue la excepción.



Calificación general: 9.8/10

Un concierto que roza la perfección, con una voz que sigue siendo un tesoro para todos los que tienen la fortuna de escucharla en vivo. ¡Bravo, Luis Miguel!


Texto y fotografías Mariana Núñez



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